CALENTAMIENTO
“No me puedo creer que te hayas comprado esta mierda”. “Mejor que la que te compraste tú que no vale ni para apyar Coca Colas”. “Te están dando palos por Rocknrolla”. “El lector siempre tiene razón”. “¿Todo esto lo has hecho con el After Effects?” “Dos horas”. “Tienes un don”. “El puto Dani no llega, no puede aparcar”. Bla, bla, bla. Ya conocéis el percal. Tres colegas. Noche previa a la noche de Reyes, porque somos amigos y nos merecemos un huequecito.
PRIMER TIEMPO
La noche comenzó con el visionado de Caótica Ana. Lo flipamos.
No en el buen sentido.
Julio Medem es un autor que provoca sentimientos encontrados, y no sin razón. Personalmente, a veces le trago, a veces no. En términos visuales, siempre ha sido un placer. Y me gusta mucho su modo de combinar todos los elementos que integran el film. Y su bagaje de ideas suele tener un metro o dos de profundidad más que el habitual experimentalista de cortometrajes. A pesar de que es un hombre que se ha movido siempre en el terreno de las ideas, creo que su mejor momento llegó en 2003 cuando estrenó La Pelota Vasca. Se trata de un documental que examina la situación en el País Vasco desde ambas perspectivas –creo que no es necesario ponerme a precisar de qué dos perspectivas estamos hablando–. Para ser un hombre de ideas, resultaba curioso que abordara una cuestión que se encuentra a sólo kilómetros de distancia y de un viaje en avión (donde quiera que nos estéis leyendo, la distancia varía, pero ya me entendéis).
Le canearon, claro. Desde mi punto de vista, intentó hacer una obra libre de ideologías. Mala suerte que cayera justo en uno de los momentos más politizados del cine español. Quizás hoy en día, ésto no hubiera pasado (sinceramente, creo que si el PP hubiera estado gobernando ahora mismo, algún actor español se hubiera prendido fuego en plan monje budista delante del Ministerio de Exteriores en repulsa por la situación en Gaza, en lugar de emitir comunicados con aguachirri. No olvidemos incursiones en el Congreso, siempre buenas para unas fotos).
El caso es que algo le tuvo que suceder, porque durante unos cuantos años, de Medem nunca más se supo. Tras mucho darle vueltas a la cabeza terminó estrenando en 2007 su sexta película, titulada Caótica Ana, y destinada a ser un homenaje a las mujeres más importantes de su vida. Sentimentalmente hablando. En términos cinematográficos, hizo una “Maniobra Díaz Yanes”: autor ligeramente desencantado con el resultado de su penúltima obra, regresa al terreno que mejor conoce y exagera todos los aspectos que hacen de su cine algo personal. En el caso del Tano, que hace thrillers, el margen de error es amplio, porque hoy en día se pueden hacer una y mil variedades. En el caso de Medem, que crea mecanismos abstractos que sólo parten de la cabeza de una persona (Medem), la fina línea entre la coherencia personal y el desparrame psicotrópico es muy, muy fina.
Y con Caótica Ana, Medem no ha cruzado la línea. Se ha puesto un jetpack a la espalda y se ha ido a Torrelodones. Madre mía del amor hermoso y otras expresiones de incredulidad. Vaya, vaya, vaya… Esencialmente, se trata de una historia en la que su protagonista, Manuela Vellés, se convierte en el recipiente de muchas identidades femeninas, generalmente martirizadas por el Hombre y sus crueldades varias. No nos andaremos con muchos rodeos: se trata de un film con conciencia social, el más anclado en la realidad contemporánea que Medem ha podido dirigir en su vida y en el que se realiza una defensa a ultranza de la causa saharaui y un ataque frontal contra la invasión de Irak. Y contra el genocidio del pueblo nativo americano. Y a favor de las mujeres que escalaron por primera vez el K-2, ya que estamos. La mujer es el héroe de la historia.
Pero, claro, también habría que hablar de que la protagonista, residente de una cueva de Ibiza, viaja a Madrid para vivir en una especie de Laboratorio de Ideas donde se celebran performances al estilo de El Ciclo, de El Gran Lebowski, protagonizadas por el inigualable Raúl Peña, disfrazado de Jesucristo. Que Medem es el primer cineasta que consigue que la ciudad de Nueva York salga fea. Que contiene algunos de los planos más feos que he visto en mi vida. Que en ningún momento el film tiene peso específico. Que Bebe, intérprete del film, repite constantemente que “los hombres son violadores, y las mujeres putas” hasta que las mujeres encuentran pareja, que es entonces cuando son “diosas”. Mejor no dar muchas vueltas a esta idea, porque es la columna vertebral que sustenta la película.
Ah, y que la protagonista se caga en un tío.
Esta última idea merece que se precise. La audiencia, o sea nosotros, vemos un zurullo salido del ano de la protagonista, que impacta en la cara de una persona. Plano medio-detalle. Poniendo la cosa en contexto, el target del bombardeo es un político estadounidense arquitecto de la guerra contra Irak (aunque en realidad es nada menos que el director Pankow, de Parker Lewis Nunca Pierde) Personalmente, sé que algunos se regocijan con esta idea… yo mismo tengo fotos de Karl Rove forrando la taza de mi váter. El caso es que el político en cuestión está representado como una figura diabólica sin sombra de humanidad. Es satisfactorio cagarse encima de semejante individuo, pero… ¿es civilizado?. ¿Refleja un espíritu abierto a la comprensión? ¿O sigue habiendo enemigos por todas partes?.
En su último documental, Medem intercalaba entrevistas con presos etarras y con víctimas del terrorismo. Luz sobre los dos lados.
¿Me he perdido algo?.
Las pinturas de su hermana, fallecida en 2000 en un accidente de tráfico, según Wikipedia, son muy hermosas, eso sí. Os las dejamos en este vídeo.
MEDIO TIEMPO
Total, terminamos de ver la película y Javi dejó el mando en el suelo. Silencio. (Para ser justos, unas buenas risas sí que nos echamos durante la peli, particularmente a costa de las mencionadas performances y del acento de Charlotte Rampling, que parece que habla como un programa de reconocimiento de voz). Algo se estaba cuajando.
Unas pizzas.
Policía de Élite en el Discovery Channel. En el capítulo de hoy: las fuerzas especiales de la Policía polaca. Badass.
Nos vamos a ir.
Echan algo en la tele.
Una de yonkis.
Española.
Ochentera.
Hay que verla.
SEGUNDO TIEMPO
Eran algo así como las doce y el Dani se tenía que ir a currar al día siguiente por la mañana. Pero aguantamos una hora y quince minutos de la cabrona de la peli, que a cada escena se ponía mejor. Que nunca usaba dos planos si con uno bastaba. Tenía acumulada tal carga de realidad que podía plantar perfectamente cara a la última rumana del año. Tenía atracos, persecuciones con Seat 131 y una chica mirando el mar. Y cuyos protagonistas no ha vuelto a hacer cine. Y uno de ellos está muerto. Y durante largo tiempo, se rumoreó que les pagaron en drogas duras.
Con todos vosotros, Deprisa, deprisa (1981), ganadora del Oso de Oro del Festival de Cine Internacional de Berlín. Dirigida por Carlos Saura. Donde cada momento cuenta. El film no tiene mucho: se trata de las vidas de cuatro atracadores de medio pelo, tres chicos y una chica, esta última absolutamente fascinante y que provocó la rendición incondicional del staff masculino de Las Horas Perddida. A uno de los chicos le gusta quemar coches. Sólo por ver cómo arden. No hace falta que venga Michael Caine y te explique no se qué historias de joyas en Birmania. El coche arde. El chaval mira. Es un acto de destrucción fascinante. Y vive en el Madrid de los años 80. Es un solar y no hay mucho más que hacer. Sentarse al lado de la autopista, mientras se imaginan que pasa por la cabeza de los conductores que circulan por ahí. No hace falta una moto acuática delante de un portal. Basta de este rollo. Persecución de coches. Y luego, repetir.
Es fascinante el poder que tiene una imagen. Si la película se lo ha ganado, si ha contado durante cierto tiempo una historia, puede permitirse el lujo de plantar la cámara delante de una cara, de un paisaje, y dejarla ahí. Y hacerte flipar. A lo mejor es que hemos perdido el poder de la imagen. A lo mejor es que nunca fue nuestro y sólo lo tomamos prestado y, como decía Jeff Goldblum en Parque Jurásico, simplemente nos apropiamos de ello sin que nunca supiéramos aprender cómo se consiguió en primera instancia. Y entonces veía Deprisa, Deprisa y me decía: “No lo cogimos prestado. Era nuestro. Y se ha perdido”.
Nunca terminamos de ver la película ese día. Dani se fue a trabajar. Javi se fue a la cama. Yo me fui en coche (tras pagar 15 pavos de párking. Válgame).
POSTPARTIDO
Todo se juntó en mi cabeza. Por un lado, la idea de que Julio Medem había perdido el norte: he hablado con tres personas distintas, relativamente ajenas a ésto del cine. Todos coinciden en decir “qué raro…este tío siempre ha sido la gran esperanza del cine español”. La idea de que el más personal y civilizado de nuestros autores había caído en la trampa y nos había cascado un manifiesto donde antes sólo cabían ideas en concordia.
Por otro, la experiencia personal de hablar con gente que de verdad está trabajando hoy en esto del audiovisual. Las conversaciones con mi amigo Fulanito, curtido en esto de rodar, en la que se mencionan de soslayo que si quieres entrar en esto las series en España, como decía el Tito Callahan, “Ponte un chaleco antibalas, chaval”. “Te hacen llorar”, me decía Fulanito. “¿Quieres darle la mano a un productor y meterte un par de rayas? ¿Eh, Rafa? ¿Es eso lo que quieres?”, me decia Menganita. “Si la primera vez es consentido, la segunda ya no es violación”, le dijo un productor a un guionista que tiene un excelente blog en Internet.
Mucho antes: Berlanga. Buñuel. Azcona. Cine de fachas que no eran fachas pero tenían que rodar porque si lo se los cargaban. Cine de rojos que querían quedarse pero se fueron porque si no se los cargaban. Gente intentando sacar la cabeza en mitad de un puto páramo cultural (y con cadáveres). Cine de rojos disfrazado de cine de fachas para salvar la tijera. Cine a la vicecontra. Surcos. Supervivencia. Muerte de un Ciclista. Edgar Neville. J.A. Bardem.
Algo antes, el chaval y el coche ardiendo. El Caballero del Dragón, con Harvey Keitel. Médico de Familia. Farmacia de Guardia. Todos los Hombres Sois Iguales. Mi Hermano del Alma. Dias Contados. Extasis. Todo por la Pasta. Pilar Miró. Colomo. La Vida Alegre. Los Ladrones van a la Oficina. La Movida. El Torete. El Dia de la Bestia. Nadie Hablará de Nosotras. El Robobo. Condemor Y Brácula. Compañeros. Al Salir de Clase. Belle Epoque. Tesis. Abre los Ojos. Miguel Hermoso.
Ahora: la Ley del Cine. Escenas de un Matrimonio. Física o Química. 18. No hay Trueba. Mi Gemela es Hija Unica. Alatrista. Woody llega a España. Woody se marcha de España. Angeles González Sinde y no se qué pintura de las Cavernas. Balagueró y Plaza salvan el día. Amenabar, missing in action, Almodóvar tiene un Oscar. Crisis. Subvenciones. Cortos. Rosales. Alatriste.
¿Me he perdido algo? ¿Tengo tendencia a ver siempre el lado más pesimista de las cosas?
¿O qué coño ha pasado?.